Una mujer expuesta a altos niveles de polución del aire durante el tercer trimestre de su embarazo tendría hasta el doble de probabilidad de que su hijo tuviese autismo.
Esa es una de las conclusiones de una investigación llevada por la Escuela de Salud Pública de Harvard, que descubrió que el riesgo de autismo aumenta en paralelo a la exposición a contaminación durante la gestación. Los mayores efectos ocurren cuando la madre se expone a la polución al final de su embarazo.
La investigación se hizo cargo de los factores socioeconómicos que pudieron influir en la exposición a la polución o en el eventual diagnóstico de autismo en los niños, y fue liderada por el investigador Mark Weisskopf.
Los resultados en detalle del estudio se publicarán en la edición del próximo martes de la revista científica "Environmental Health Perspectives", allí se explicará el seguimiento que se hizo a 1767 niños nacidos entre 1990 y 2002.
La académica del Instituto Lerner de Investigación en Medicina Genómica, Charis Eng, opina sin embargo que el autismo no se debe exclusivamente a factores ambientales: "Sospecho que el feto ya tiene genes del espectro autista, y luego los genes y el ambiente interactúan", dijo al Boston Globe.